Calp es uno de los destinos turísticos más importantes de la Costa Blanca. Un lugar donde perderse en sus innumerables playas y calas, y donde encontramos mucha vida durante todo el año, pero especialmente en los meses que van de marzo a octubre: desde el mes de las flores, cuando el día ya empieza a ser más largo y el sol y el calorcito se apodera de terrazas y paseos marítimos, hasta el mes de octubre, con el colofón de las fiestas de Moros y Cristianos y del patrón de la villa, el Cristo del Sudor.

En Calp la temperatura media anual es muy suave, de unos 18-20º C, llegando a superar los 30º C en los meses centrales de verano. Está bañado por el Mar Mediterráneo, lo que le concede el privilegio de unas aguas cálidas y cristalinas, de hecho nuestras playas ostentan la bandera azul, lo que muestra la calidad de sus aguas y sus innumerables servicios. Calp huele a mar, a sal... el sol, la arena bajo tus pies, hacen de este lugar un placer para los sentidos.

En nuestra familia, calpinos desde nuestros orígenes, queremos ofrecer lo mejor de nuestras casas a nuestros huéspedes. Mis padres hace ya muchos años que alquilan su pequeño oasis, y el resto hace algo menos pero también con el mismo cariño y esmero. Desde hace ya un tiempo soy yo quien se encarga de llevar adelante este pequeño negocio familiar, donde las casas que ofrecemos son parte de nuestro hogar.

Cuatro son nuestras casas, cada una con su esencia y sus características particulares: LA CASETA, entre el mar y la montaña, a mitad camino de las aguas cristalinas del mar y de la montaña de Oltà. LA PINETA, a pocos metros de las espectaculares calas de Calpe. LOS ALMENDROS, en plena naturaleza, para reactivarse y relajarse, con vistas impresionantes a las sierras de la Solana y de Oltà. LA LLIMERA, la más pequeña de las casas, un lugar acogedor y tranquilo a un paso de todo.